Cuando todo está dicho, cuando perseveramos, luchamos, demostramos interés por nuestros objetivos, tenemos paciencia, aguantamos, cedemos, retrocedemos. Cuando lloramos, reimos, charlamos, callamos, nos miramos, nos reimos de nuevo, nos acercamos y volvemos a retroceder. Cuando volamos, saltamos, cantamos, bailamos, y gritamos de felicidad. Y también de enojo. Cuando cerramos los ojos, cuando tenemos miedo, cuando nos abrazamos, nos besamos, nos tocamos, nos vamos. Cuando volvemos, nos queremos, nos odiamos, nos gritamos y volvemos a reir. Cuando es verano, cuando es invierno, cuando hace frio y calor. Cuando ganamos, cuando perdemos, cuando dormimos juntos. Y también separados. Cuando te fuiste, cuando volviste, y volví y me fui. Cuando no decimos nada pero a la vez decimos todo, cuando tenemos ganas de salir corriendo en busca de nuevos horizontes, aventuras, locuras, tropezones y caídas. Cuando recordamos, cuando olvidamos, cuando fingimos que olvidamos y queremos recordar. Las entradas, las salidas, las calles, las caricias. Los aromas, los momentos, los silencios, los atardeceres y los sueños. Cuando estamos nerviosos, cuando reina la paz, cuando queremos que los demás sepan cuánto más hay para dar. Cuando aclaramos, cuando dudamos, desconfiamos y nos vamos. Cuando hay orgullo, cuando hay indiferencia, cuando tenemos ganas de terminar con esta huelga. Cuando te gusto, cuando me gustas, cuando me queres tener, cuando te volves a escapar. Cuando hay chuchitos: lindos, raros y también de los feos. Más risas, más llanto, más gritos, más canto.
Y después de todo, y cuando aún queda más... simplifiquemos las cosas, no tengas miedo, conmigo vas a volar....
viernes, 27 de marzo de 2009
Simplifiquemos las cosas
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